Líder sindical morenista, Pedro Haces, pone en riesgo a trabajadores, toreros, familiares y amigos con tal de celebrar su cumpleaños
En medio de la pandemia por COVID-19 que vivimos en México, -la cual ha provocado la pérdida de miles de vidas y miles de empleos- Pedro Haces celebró su cumpleaños con un irresponsable Torotón de 4 días que podría dejar más de 32,950 contagiados y 988 fallecidos, de acuerdo con el modelo epidemiológico del Gobierno de la CDMX.
Pedro Haces, presidente de la Asociación Mexicana de Tauromaquia, líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), ex priísta y actual senador suplente por la bancada de MORENA, organizó el 1er Gran Torotón de 4 días en su rancho “Pedro Haces e Hijos” ubicado en la colonia San Miguel Ajusco en la Alcaldía Tlalpan. Durante dicho fin de semana, la alcaldía fue la tercera con mayor número de casos activos de COVID-19 en toda la CDMX.
Con un cartel de 40 toreros y toros de más de 40 ganaderías, infringió la norma de no realizar reuniones de más de 25 personas en espacios públicos y privados puesta por las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México y contra el propio sentido común. Poniendo en riesgo a trabajadores, toreros, invitados y a su propia familia durante 3 días -ya que al tercero el evento fue clausurado-, Haces propició el contagio de los asistentes al exponerlos a un virus con crecimiento exponencial. Para desgracia de los invitados y trabajadores, ninguno sabía que el propio Pedro Haces saldría positivo a COVID-19 pocos días después.
Las matemáticas de la irresponsabilidad de Haces
De acuerdo con los epidemiólogos, el ritmo de transmisión de una enfermedad se define por su R0, es decir, el número medio de contagios propagados por cada persona contagiada. Cada enfermedad tiene un número de contagio específico. Para el caso del COVID-19, la OMS lo fijó entre 1.5 y 2.5 personas contagiadas. Este número se ajusta a cada país a partir de factores sociodemográficos como densidad poblacional, la frecuencia de convivencia y hábitos culturales en el saludo o en las expresiones cotidianas. De tal forma que el Gobierno de la Ciudad de México, fijó como el número de reproducción del virus en 2.83, es decir, cada persona contagiada infectará en promedio a 2.83 personas más.
El crecimiento exponencial del coronavirus hace que cada persona contagiada infecte en promedio a 2.83 personas con las que estuvo en contacto y esas personas infecten a 2.83 cada una (siendo hasta el momento 8 personas), cada una de ellas a 2.83 (ahora son 22.6) y así progresivamente. De tal forma que, si Pedro Haces saludó en su cumpleaños al menos a 10 personas, en total, pudo contagiar a 32,950.67 personas en promedio.
Los 32,950 contagiados sin duda no estuvieron en el evento; sin embargo, recordemos que el COVID-19 es un virus que al adquirirse se incuba entre 2 y 4 días, lo que hace que las personas infecten a familiares, amigos o desconocidos con los que interactúen durante ese lapso. Estas cifras consideran los contagios que Haces pudo haber provocado solo por saludar o convivir con 10 personas en el primer día; no obstante, recordemos que el festejo duró 3, por lo que 98,850 contagios podrían reportarse en los próximos 14 días como parte de la irresponsabilidad de celebrar un evento de cumpleaños en medio de una pandemia.
La letalidad de un infectado incrementada por una fiesta de cumpleaños
Podrían parecer cifras exorbitantes provocadas por una sola persona. Sin embargo, el coronavirus se ha caracterizado desde sus inicios por ser un virus extremadamente contagioso. El poder de contagio que una sola
persona fue demostrado por la llamada “Paciente 31” de Corea del Sur», una mujer que por realizar su vida normal asistiendo a bodas, comiendo con amigos e incluso formando parte de un accidente de tránsito, llegó a infectar a casi 1,000 personas.
Las cifras que se presentan son conservadoras, ya que se delimitan a que el anfitrión del evento hubiese interactuado tan solo con 10 personas en cada uno de los 3 días, entre ellas incluyendo familiares, toreros, personal de servicio, acomodadores de coche, personal de seguridad, organizadores, entre otros. Aunque los cálculos hechos se limitan a diez personas, pudieron ser más, no solo por la magnitud del evento, si no también porque era una fiesta de cumpleaños.
De acuerdo con el Doctor Abraar Karan, médico e investigador de salud pública de la Facultad de Medicina de Harvard, las fiestas de cumpleaños son consideradas eventos superpropagadores, debido a que involucran mucho contacto entre invitados, movimientos excesivos para la distribución de alimentos y filas para ir a los servicios sanitarios. Ello, además, de considerar que al convivir comiendo y bebiendo es casi imposible el uso de tapabocas y el distanciamiento social se va acortando, lo que permite una propagación más fácil.
La letalidad por COVID-19 en la CDMX es de 3% en los contagiados, lo cual generaría que en solo un día de festejo 988 personas pudiesen fallecer a causa de asistir al cumpleaños del líder sindical Pedro Haces. Los festejos fueron detenidos hasta el tercer día y se ha dado a conocer que al menos en un día los asistentes no fueron 10, sino 100. Así que, lamentablemente, las cifras presentadas son más que conservadoras.
Vivimos momentos de preocupación y pesar por el incremento diario del número de infectados y fallecidos a causa del coronavirus. Quienes pueden, se quedan en casa y quienes no tienen más opción que salir a trabajar, arriesgan sus vidas para llevar dinero a sus hogares. Se esperaría que un líder sindical comprendiese la necesidad de ser precavidos, responsables y, sobre todo, coherentes con la protección de los ciudadanos y la salud de los trabajadores. Desafortunadamente, Pedro Haces podría ocasionar más contagios y la perdida de más vidas, todo por una fiesta de cumpleaños.