De acuerdo con el Índice de Calidad y Competencia de la Ocupación Estatal de El Economista, las tres entidades destacaron con resultados positivos ante los estragos del Covid-19.
El Covid-19 mermó las condiciones de calidad y competencia del mercado laboral de las 32 entidades durante el año pasado, sin embargo, tres estados destacaron por mostrar mejores resultados respecto al resto de gobiernos subnacionales: Baja California, Sinaloa y Aguascalientes.
De acuerdo con el Índice de Calidad y Competencia de la Ocupación Estatal de El Economista, Baja California fue primer lugar nacional con 86.7 puntos de 100 posibles; le siguieron Sinaloa (85.5), que ostentó el mayor avance anual, y Aguascalientes (81.6). Las tres entidades fueron las únicas en colocarse en el nivel alto (semáforo verde).
En tanto, Chihuahua, Jalisco, Nuevo León y Colima obtuvieron más de 70 puntos, por lo que sus posibilidades de subir al siguiente nivel son elevadas. Querétaro, Coahuila, Sonora, Baja California Sur, Morelos, Michoacán y San Luis Potosí completaron el nivel medio alto (semáforo amarillo).
Impulso de su vocación económica, efectos positivos de los planes de reactivación y programas de apoyo al trabajo y transición del semáforo epidemiológico en cuanto a la reapertura de actividades no esenciales y capacidad de aforo y operatividad, fueron los principales factores que marcaron la diferencia entre los estados de los primeros dos niveles del índice, particularmente el alto, y las demás administraciones locales, es decir, exhibieron una mayor fortaleza en el mercado de trabajo durante la crisis económica derivada de la pandemia.
En el nivel medio bajo (semáforo naranja) estuvieron Hidalgo, Guerrero, Tamaulipas, Yucatán, Durango, Guanajuato, Estado de México, Chiapas, Nayarit, Veracruz, Campeche y Quintana Roo.
Mientras las calificaciones más bajas, con las peores condiciones laborales y con mayor impacto por la contingencia sanitaria en el 2020, se dieron en Zacatecas (32.8 puntos), Ciudad de México (32.4), Oaxaca (29.3), Puebla (20.7), Tabasco (18.0) y Tlaxcala (15.6), todos éstos en el nivel bajo (semáforo rojo).
En este sentido, el objetivo del Índice de Calidad y Competencia de la Ocupación Estatal es saber cómo se encuentran las 32 entidades del país en materia laboral, principalmente en acceso al trabajo y calidad de la ocupación, y a su vez realizar un ranking de competencia entre los gobiernos locales.
El índice se hizo mediante ocho tasas complementarias de ocupación y desocupación, obtenidas de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi: desocupación, ocupación parcial y desocupación, presión general, trabajo asalariado, subocupación, condiciones críticas de ocupación, informalidad laboral y ocupación en el sector informal.
En cada tasa se realizó un ranking estatal para asignar un valor. Si el estado, por ejemplo, se ubicaba en último lugar de desocupación (Oaxaca, con 1.68% de su población económicamente activa —PEA—), se le daba la mayor cantidad de puntos por ostentar la mejor posición en calidad laboral (32 puntos), en relación con las otras entidades, y viceversa para aquellas que se encontraron en los primeros escalones (Quintana Roo obtuvo una desocupación de 8.38% de la PEA, la más elevada de México, por lo que consiguió sólo 1 punto).
Este ejercicio se hizo con cada uno de los estados, al cierre del 2019 y 2020, logrando un índice general con ocho tasas, con el mismo peso cada una, cuyo resultado se convirtió en un indicador con escala de 0 a 100 puntos, donde la entidad más cercana a 100 manifiesta una mejor calidad de la ocupación.
Por el tipo de metodología, el total de puntos siempre dará 1,650 puntos divididos entre las 32 entidades, por lo que, al presentar los mejores resultados, tendrán más puntos. Se pueda dar un escenario donde todos los estados empeoren en sus indicadores, pero los que tengan caídas menos pronunciadas, saldrán mejor posicionados en el índice.
Semáforo
El índice se dividió en cuatro niveles: alto (mayor a 80 puntos), medio alto (menor a 80 y mayor a 55), medio bajo (menor a 55 y mayor a 35) y bajo (menor a 35).
La función de este indicador es premiar a los estados con mayor constancia en acceso al empleo y calidad laboral (tener las menores tasas, a excepción del trabajo asalariado); también, se puede dar el caso de que aumenten algunas variables en la mayoría de los estados, por lo que el valor del índice será mayor para aquellos con un incremento moderado (competencia estatal).
Podio
Baja California quedó en primera posición del índice de Calidad y Competencia de la Ocupación Estatal por su constancia en las ocho tasas complementarias durante el cierre del año pasado, ya considerando los estragos del Covid-19 (en junio comenzaron algunos estados a reabrir su economía).
Sus resultados fueron los siguientes: primer lugar en ocupación parcial y desocupación (7.30% de la PEA, la menor tasa en el país) y subocupación (6.04% de la PEA); segundo en presión general (4.54% de la PEA); cuarto en ocupación en el sector informal (20.16% de los ocupados) e informalidad laboral (37.77% de los ocupados); noveno en desocupación (2.90% de la PEA); escalón 16 en condiciones críticas de ocupación (23.62% de los ocupados), y fue la quinta entidad con el mayor porcentaje de trabajo asalariado (73.83% de los ocupados).
En comparación anual, sobresale que Baja California sólo disminuyó en condiciones críticas de ocupación y aumentó en trabajo asalariado, aunque sus incrementos en otros indicadores no fueron, en la mayoría, menores a un punto porcentual (en desocupación fue de 0.7 puntos, frente a 5.3 de Quintana Roo). La pandemia trajo consigo impactos negativos en el mercado laboral de los estados, por ello, la importancia del índice en cuanto a analizar qué entidad resultó menos afectada.
El peor resultado de Baja California, paradójicamente, fue en condiciones críticas de ocupación, tasa que incluye a las personas que se encuentran trabajando menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a sus decisiones, más las que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y las que laboran más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos.
Sinaloa, el segundo mejor del país en condiciones laborales, destacó como el estado con la tasa de presión general más baja (4.05%); Aguascalientes, tercero en el índice, resaltó en trabajo asalariado, con la mayor variable de las 32 entidades (79.15 por ciento).
Avances y retrocesos
En relación con el cierre del 2019, 15 entidades mostraron crecimientos en el índice (mejora laboral respecto a los otros estados) y 17, disminuciones.
Los mayores ascensos fueron en Sinaloa (25.8 puntos más) e Hidalgo (14.8), y las caídas más pronunciadas, en Quintana Roo (-28.5 puntos), Puebla (-22.7) y Ciudad de México (-12.9); en las tres entidades el Covid-19 impactó con mayor fuerza a las actividades terciarias, particularmente en el turismo de Quintana Roo, aunque en Puebla influyó también la merma productiva en la industria automotriz.
El avance de Sinaloa se debió a sus caídas en las tasas de desocupación, presión general, ocupación parcial y desocupación, ocupación en el sector informal e informalidad laboral, así como al crecimiento en trabajo asalariado (mejoró en seis de las ocho tasas).
Por niveles, se dieron 11 cambios: Aguascalientes y Sinaloa pasaron de medio alto a alto; Baja California Sur y Michoacán, de medio bajo a medio alto; Campeche, Chiapas y Nayarit, de bajo a medio bajo; Quintana Roo, de medio alto a medio bajo, y Zacatecas, Puebla y Ciudad de México, de medio bajo a bajo.
FUENTE: El Economista