Deserción y falta de interés de los alumnos, son síntomas del desgaste emocional que se disparó durante la pandemia
Han pasado poco más de 18 meses, desde que las clases presenciales se reanudaron en todos los niveles de educación en el estado, luego del periodo de confinamiento causado por la pandemia del virus COVID-19.
No obstante, las secuelas que esta temporada dejó en la salud mental y emocional de los estudiantes siguen presentes y, quizá, más fuertes que nunca.
A propósito del Día del Estudiante, que en México se celebra este 23 de mayo, y que tiene como propósito destacar la importancia de la educación, así como de los estudiantes en el desarrollo y progreso del país, el licenciado en Psicología Néstor Contreras Cruz, quien además cuenta con más de 15 años de trayectoria como docente de nivel secundaria, destacó la urgente necesidad de atender la salud mental del estudiantado. “En pandemia se disparó la presencia de ansiedad y depresión, derivados estar encerrados 24 horas, lo que en la mayoría de los casos, complicó la convivencia entre toda la familia”.
Agregó que entre los síntomas más comunes se encuentran la deserción, la falta de interés de parte de los alumnos; y al interior de los hogares, el alejamiento físico y emocional entre los familiares. Detalló que, en casos más severos, los alumnos presentan trastornos de alimentación y conductas de autolesión, a consecuencia de no saber canalizar las emociones.
En este sentido, advirtió que es apremiante que se diseñen e implementen programas de integración al interior de las escuelas, fundamentados en información adecuada, que permita reaprender el proceso de interacción; “pero también es importante, tanto instituciones, como padres de familia, hacer una reflexión sobre el uso de la tecnología”, que muchas veces deja de ser un aliado en la formación académica, y se convierte en un factor de aislamiento para los adolescentes y jóvenes.
Subrayó que, para atender esta problemática, sería de gran ayuda a los contenidos escolares, privilegiando aquellos que representen un impacto real y positivo en la educación de los alumnos, y no se incluyan otros sólo por llenar una currícula.
“Sería importante incluir temas que permitan detectar y atacar áreas de riesgo en los distintos niveles escolares. Y es que no estábamos preparados para una situación tan desgastante”.
Finalmente, destacó que es importante perder el miedo a buscar ayuda profesional. “Si estas conductas nocivas se aprendieron, también se pueden desaprender si se abordan de manera adecuada. La atención de la salud mental no es más que una parte del proceso de vida del ser humano”.